El gran viaje de María, Antonio, Paquita, Juan, María Luisa y Francisco comenzó en el aeropuerto, donde los seis soñadores pudieron conocerse y descubrir quién iba a acompañarles durante su aventura. Se sorprendieron al saber que la persona que guiaría su viaje iba a ser Arturo Valls. La reacción de todos ellos fue aún más efusiva cuando conocieron su primer destino: Tanzania.

María, Paquita y Francisco encontraron su primera dificultad en el aeropuerto, ya que en el momento del check-in ninguno lograba entender cómo funcionaba la máquina. Sin embargo, antes de que cundiese el pánico, un empleado les ayudó. Y así, lograron despegar y sorprenderse con cada mínima cosa del avión.

Los aventureros llegaron a Tanzania de madrugada y, nada más bajarse del avión, Francisco tuvo que besar el suelo por haber tenido un vuelo sin ninguna complicación.Una vez instalados, los seis viajeros comenzaron a tomar contacto con la naturaleza realizando un safari y alucinaron con los exóticos animales y paisajes de la sabana. Conocieron una tribu y se animaron a moverse al ritmo de los bailes tribales.

Llegó el momento en el que Arturo Valls quiso hacer realidad el sueño más deseado de María Luisa: cocinar una paella para una tribu de África. María Luisa es madrileña y de pequeña quería ser monja para viajar por todo el mundo ayudando a los demás. Ella siempre ha querido visitar África para cocinar a la gente de allí y mostrarles su solidaridad.

Durante este viaje, María Luisa pudo hacer su sueño realidad. Arturo Valls le tapó los ojos con un pañuelo y, con una cuchara de madera, la llevó hasta un poblado Masái. Al quitarse la venda y contemplar los bailes con los que la tribu la recibía, María Luisa se emocionó: nunca hubiera imaginado que su sueño se pudiera hacer realidad.

Antes de que se pusiera manos a la obra, los masáis la vistieron con el atuendo típico de allí: una túnica de color azul y rojo y un gran collar circular alrededor del cuello. María Luisa ya estaba lista para cocinar y, con los ingredientes comprados por sus compañeros, la madrileña comenzó a preparar su paella.

María Luisa no pudo contener sus lágrimas, no solo por haber preparado una deliciosa paella, también por ver a todo el poblado Masái disfrutar de su comida. La madrileña cumplió su sueño y desbordaba felicidad.

La aventura continuaba: la siguiente parada fue Turquía. Los seis viajeros llegaron a Estambul desde Tanzania y la primera visita que realizaron fue a la Mezquita de Suleimán, la más grande de la ciudad. Allí se sorprendieron al descubrir las diferentes costumbres de los musulmanes como, por ejemplo, separar a hombres y mujeres y tener que descalzarse en el templo.

En la mezquita, los seis octogenarios hablaron con Arturo Valls sobre el amor y, cada uno de ellos, aportó una opinión diferente. María piensa que solo existe un amor en la vida y que ella lo ha conocido: su marido, ya fallecido. Antonio sigue igual de enamorado que cuando tenía 30 años y comentó que su mujer y él se complementan muy bien. Juan afirmó que está abierto al amor y sorprendió a todos sus compañeros al asegurar que él no necesita ni viagra, ni ‘vinagra’ como la llama María. Sin embargo, María, Paquita y María Luisa dudaron de la veracidad de la confesión de su compañero.

Los aventureros visitaron el mayor bazar de la ciudad de Estambul y uno de los más grandes del mundo: el Gran Bazar. Todos los turistas que pasan por allí compran un recuerdo y los seis viajeros de ‘Por el mundo a los 80’ no iban a ser menos. Sin embargo, Juan se apartó del grupo y quiso comprar un recuerdo de lo más original y diferente.

Más tarde visitaron la plaza de Sultanahmet, donde probaron los deliciosos helados artesanales de Estambul y pudieron contemplar la tradicional técnica que emplean para hacerlos.

Aún les quedaba por conocer otro rincón dentro de Turquía: la Capadocia, Juan podría cumplir su sueño. El extremeño, un enamorado del campo, tiene como sueño compartir el resto de su vida con una mujer, ya que se separó hace 30 años. También desea visitar lugares con culturas y tradiciones diferentes.

Durante esta aventura, Juan lleva consigo un castaño, que pretende plantar en alguna parte del mundo. Y lo iba a hacer en el Valle del Amor. Hasta allí le llevó Arturo Valls, que antes quiso darle otra sorpresa: enseñarle un vídeo en el que su familia le recordaba lo mucho que le quiere. Juan pudo plantar su castaño en el valle y, junto con Arturo, gritaron: ‘¡Viva el amor!’. En ese momento, aparecieron sus compañeros con globos para hacerle saber que, a pesar de no tener una pareja, no está solo y que, tanto su familia como sus compañeros, le quieren tal y como es.

María Luisa y Juan han logrado cumplir sus sueños a los 80 años. En el próximo episodio lo harán otros dos de los aventureros, acompañados por el resto de viajeros en una excitante visita a Japón y México. ¡No te lo pierdas!