Juan, Lola y Nolden intentan llegar a El Gato a través de Laura Acosta, la falsificadora. Ésta les habla de un magnate hotelero, Adolfo Urrutia, que era un cliente especial de Mansilla. Juan decide entrar en su casa para comprobar si tiene las obras robadas por su suplantador. Y efectivamente, es así, además de otras piezas robadas años atrás. Juan, escamado, se lleva las pinturas y el contenido de su caja fuerte.
Antonio, herido y temeroso, pierde los estribos con Diana. Gabriel, por su parte, se hace cargo de la muerte de Norberto Mansilla, el galerista, y descubre que la persona que se peleó con él comparte padre con Juan Robles.
El retorno de Héctor, el padre de Juan, conmociona a toda la familia.