Uno de los mayores apoyos de Fina tras la muerte de Isidro es sin lugar a dudas Digna. La de los Merino, le ha prometido en todo momento que no la dejará sola como le prometió a su gran amigo y que siempre podrá contar con su apoyo.

Por ello, Fina muy nerviosa ha decidido confesarle su gran secreto: "Si mi padre se volcó trabajando tanto en el jardín de la casa de Doña Marta es porque, de alguna forma, esa casa, también era mía. Digna, Marta y yo nos queremos, nos queremos muchísimo".

Tras decirlo, Digna le pregunta que sí lo sabía su padre, Fina le asegura que sí, que le costó muchísimo aceptarlo, pero al final lo hizo. A lo que Digna le confiesa: "Gracias a Dios, por eso pudo despedirse del mundo en paz".

Digna con la calma le dice: "Hija, has hecho muy bien contándomelo. Hay personas que viven toda su vida con ese secreto clavado en el corazón y mueren en una absoluta soledad, aunque estén rodeados de sus seres queridos".

Fina muy preocupada le pregunta a la matriarca: "¿Esto no cambiará las cosas entre nosotras verdad?", a lo que Digna le asegura que: "Claro que lo va a cambiar todo, pero lo va a cambiar para bien, todo irá bien mi pequeña Fina".

Finalmente, Fina entre lágrimas le afirma que su padre quería plantar unas rosas blancas, las de su madre, pero que no le dio tiempo y le asegura que cree que no era su momento. Ante esto, Digna le dice que Isidro también se despidió de ella, que él sabía que había llegado su momento, incluso que cree que lo eligió.

"Si no plantó esas rosas blancas, es porque no le correspondía a él hacerlo. Quizás te corresponda a ti."